No cabe duda que los Fernandez, gracias a su estirpe, saben patear a los malvados que los quieren amedrentar y posesionarse de sus bienes “a como dé lugar”, tipejos acostumbrados a llevar a cabo estas prácticas desleales ante personas muchas veces indefensas; sólo que se les olvidó que en este caso: laclase, mata defraudadores.

 

Si tan seguros están los perversos individuos de apellido Cerecedo Beaumont, que ganen en tribunales civiles, presentando documentación real atribuible a ellos, en vez de tratar de impresionar, presionando por una vía judicial, no valedera –demanda penal—a quienes son los verdaderos propietarios, dueños por la gracia de la ley que amparan con documentos, misma que los servidores públicos de nuestra Entidad, reconocen como válidos.

 

No se vale injuriar a los representantes de la autoridad por ejercer sus funciones plenamente, amparados en todo momento por el Derecho y Obligación que les asiste, así como por emitir un juicio a favor de quienes son los verdaderos propietarios, poseedores de título de propiedad.

 

No cabe duda que “las patadas de ahogado” las producen los sinvergüenzas, que se olvidan de la ética y moral para lastimar a toda persona que les enmienda su torcida patraña de quedarse con lo ajeno.

 

Lástima que una mala unión matrimonial Cerecedo Beaumont-Pardo Ramos ejerza influencia para realizar mal las cosas de toda una familia, como fue la de construir una residencia sobre Derechos Federales, contaminando las aguas blancas de Las Animas, perjudicando a muchos pequeños propietarios aguas abajo, además de pretender engañar a su pareja, de apoderarse de una propiedad ajena, para disfrute en común, a costa de los Fernández.

 

Basta sólo con “rascarle” un poco al Arq. Gonzalo Pardo Ramos para conocer su obscuro historial.

 

Agradezco a los propietarios de Al Calor Político, reproduzcan estas líneas en la misma parte donde apareció la versión contraria, apegándome a la ley de imprenta que me asiste.

 

Atentamente.

Lic. Manuel Fernández Ávila